miércoles, 11 de febrero de 2009

Reflexión sobre Cómo Destruir el Mundo

Ha pasado un año del rodaje del cortometraje Cómo destruir el mundo, tiempo más que suficiente para ser juzgado de forma objetiva.

El guión fue concebido como una crítica abierta (pero simbólica) hacia los responsables del polémico cambio climático, de forma que quedase patente (y más que patente) el objetivo de la obra. Este es quizás uno de los grandes errores del cortometraje, la reiteración y subrayación de los malos de la película y las frases demasiado efectistas.

Sin embargo, quizás todo esto queda oculto bajo la gran actuación de los actores, que siempre cumplen con su cometido sin casi indicaciones por mi parte. Como siempre, Samuel J. Roldán se adopta la personalidad de su personaje, como ya hiciera en True Love! y en el posterior Imagina. Quien lo conozca bien verá en este personaje amenazador una antítesis a su verdadera personalidad. Noemí, por su parte, entendió muy bien al personaje y se metió muy bien en su piel.

La fotografía fue uno de los aspectos más "cuidados". Aunque finalmente no es nada demasiado llamativo, la intención inicial era conseguir una imagen casi expresionista, aunque sin perder demasiado realismo. También los efectos especiales debían adaptarse a esto, aunque en el caso del Planeta la idea era que resultase casi de Cómic.

La música es otro de los aspectos más fallidos, pues no pude contar con la colaboración de Samuel y acabé buscandome unas soluciones bastante rudimentarias como podréis escuchar.

Aquí os dejo con este atípico relato, con el que intenté acercarme al cine clásico (aunque muestre repetidamente planos detalle sin demasiado sentido). ¡Espero vuestra opinión!

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