lunes, 16 de febrero de 2009

Crítica: The Wrestler (El luchador)

Darren Aronofsky es uno de los directores más sólidos del momento. Dejó al mundo impactado con su Requiem por un Sueño, y a la crítica dividida con The Fountain (más en contra que ha favor, algo que yo no comparto). Ahora ha vuelto a ganarse el favor de la crítica con este drama sobre una vieja gloria de la lucha libre que intenta sobrevivir en un mundo adverso.

Protagonizada por un impresionante Mickey Rourke, que crea un personaje perfecto (quizás reflejo de sí mismo), y la ganadora del Oscar en 1993, Marisa Tomei, la película es todo un ejercicio de sobriedad por parte de su director, que encara con mano firme los diferentes temas y ambientes que vemos durante el relato. Y en todo acierta, porque tenemos ante nosotros a un GENIO, así, con mayúsculas.

Sin embargo, es un director que no termina de acertar en la taquilla, aunque es de esperar que tarde o temprano lo consiga. Sin duda, podemos esperar más obras maestras de este neoyorquino, siempre en constante evolución.

La música es de nuevo del contundente Clint Mansell, colaborador habitual del director, que en esta ocasión cumple una función más secundaria que en anteriores películas, ya que la banda sonora incluye varios clásicos del rock que tienen una mayor importancia en la trama.

The Wrestler nos muestra un mundo oscuro, una historia de fracasados, de dolor y sufrimiento... no obstante, en el fondo nos habla de gloria, de optimismo y de la búsqueda del sentido de la vida. Sin duda, es recomendable para todos los que estén dispuestos a pensar (sí, pensar) en el cine entre tanta explosión de blockbusters.

9.5/10

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